8/23/2006

Argumentos y métodos

Cuando, en el ya lejano siglo XVIII, se empezaron a celebrar elecciones en Inglaterra, obviamente las leyes electorales no se ocupaban de las posibilidades de fraude que se ensayarían. Una de las más pintorescas era la apuesta: se plantaba un agente de un candidato y le proponía a quien acudía a votar: «Le apuesto tanto a que no es capaz de votar por sir Walter». Y con frecuencia perdía la apuesta, claro. La ley no prohibía apostar.

Nuestro pobre país no ha avanzado mucho respecto a esos casos de picaresca: un futuro profesor universitario no tiene escrúpulos en convocar a los lectores de su blog a un concurso que describe así: «La primera persona que me muestre y explique una secuencia argumentativa que haya sido publicada por Jaime Ruiz en el blog País Bizarro se gana un almuerzo». ¿Algún lector se habrá preguntado quién es el juez del concurso?

Hay que volver a lo mismo, a las palabras. Usted va a un país civilizado y le dicen «Ese hombre es un pederasta», usted ya sabe que debe mantener a sus hijos alejados de ese hombre. Si le dicen «Te presento al magistrado N.», uno cree que es alguien que defiende el derecho... Etcétera. En Colombia es al revés, el magistrado es un malhechor, el profesor universitario es un necio patético, el policía es un ladrón, el igualitario se gana el sueldo de cincuenta personas, el contralor es elegido por aquellos a quienes va a vigilar y su principal función es dar cargos a los amigos de quienes lo eligen...

¿Qué puede pasar en un país en el que los métodos de demostración de algo son ésos? Supongamos que algún lector que no formara parte del
coro orwelliano (que cada semana aúlla en cuanto sitio encuentra tratando de acallar la crítica y de congraciarse unos con otros en la habitual proclama de los minutos de odio) se pusiera a hacer la prueba de discutir con el editor de ese blog sobre lo que se dice aquí. Ese lector estaría expuesto a los insultos y en realidad a la intimidación. Sí, a las amenazas de muerte: el que se tome el trabajo de leer los enlaces del coro acaudillado por uno tan «especial» que se hace llamar «Elefante Azul» y no concluya que se trata de mera intimidación, del mismo espíritu con que se vierten amenazas claras (y ciertamente muy temibles) sin la menor duda es uno de ellos.

Porque lo que pretende dejar sentado ese pintoresco «juglar» es que lo que se dice aquí no se sostiene desde un punto de vista argumentativo. Claro, las respuestas que encontró fueron de este tipo:

Spitfire dijo: 21 de Agosto, 2006 - 13:44
“posted by Jaime Ruiz at…” fué lo mas cercano que encontré.

Así se demuestra que en País Bizarro no hay ninguna «secuencia argumentativa». Para mí fue hiriente encontrar pruebas de esa sadistic nature con que ese sabio se define en su blog. Nadie va a contestar y nadie va a detenerse en los argumentos: basta con ver el artículo anterior de ese blog para ver cuáles son esos «argumentos»: «sujeto», «cuchito»...

Mentira, hay argumentaciones (si no se entiende el contexto, es recomendable leer la discusión original).

NO ES UN ARGUMENTO: «Bueno, último comentario mío aquí: Colombia es el país del estilodeclarativo, y como se trata de adhesiones personales no hay nada que decir, el combo repite la carreta de los cinco minutos de odio y de nada sirve ningún argumento: cuando no se entiende, y casi nunca se entiende y sobre todo no se quiere entender, se dice que es “retórica”.»

¿Cómo que no es un argumento? ¿Por qué no es un argumento? Uno dice: «Dos y dos son cuatro», «Los elefantes azules no existen», «Ustedes nunca argumentan»... ¿Cuál es la réplica? «Eso no se puede decir». ¿Es verdad o no? Veamos un ejemplo:
Sergio Méndez dijo: 17 de Agosto, 2006 - 08:20
Jaime: Decir que ud es un viejo loco no es un argumento. Es una descripción, muy apegada a la realidad por lo demás.
Es decir, la licencia para no argumentar: los argumentos sobran porque los reemplazan las «descripciones». Pero a veces sí se intenta argumentar:
STiRER dijo: 18 de Agosto, 2006 - 01:50
Jaime, me recuerda al personaje aquel que en cualquier parque del mundo se sube a cajoncito para quedar mas alto y pasa horas enteras diviertiendo a los incautos transeuntes, al vacio o tal vez a los arboles con su “coherencia” tan absolutamente extraordinaria que solo los iniciados pueden llegar a entender. Good bless you all.
Esta comentarista no tardará en volver a Colombia a explicar a Heidegger: ¿de dónde procede la descalificación? De que le parece incomprensible lo que lee aquí. Es decir, de que ella no entiende. ¿Qué importa? Suma apoyos al apóstol de los argumentos. De apoyos así se van formando las certezas más increíbles. Ya llevo tres ejemplos de comentaristas. Pero sigamos con mis falsos argumentos:
NO ES UN ARGUMENTO: «Acerca de si yo argumento o no, pueden leerse cualquier post (de unos 600, algunos extensos) y a lo mejor hasta demostrar que todo es remisión al sentimiento. Grotesco, como lo de la amenaza tácita (también pueden buscarlas en mis blogs, otra cosa es que publiquen como anónimos en sus páginas amigas, como Indymedia, ahí sí amenazas: todo ladrón juzga por su condición).»
¿Cómo que no es un argumento? ¿Por qué no es un argumento? Uno dice: «Dos y dos son cuatro», «Los elefantes azules no existen», «Ahí están mis textos demostrando que sí hay argumentos»... ¿Cuál es la réplica? «Eso no se puede decir». ¿Es verdad o no? Lo de que algo no es un argumento tiene el mismo valor que el escrito de «Spitfire» (¡sic!), el de Sergio Méndez o el de Stirer.

NO ES UN ARGUMENTO: “Es normal que alguien que participa en el siniestro proyecto orwelliano de equinoXio (en el que se ponen de ejemplo las adhesiones a Castro de los gusanos epidérmicos) termine apelando a esas adhesiones: sus lectores van a aplaudir porque otra cosa los obligaría a leer. ¡Qué jartera, una cosa es ser intelectual y otra ponerse a leer ladrillos!”.

¿Cómo que no es un argumento? ¿Por qué no es un argumento? Porque hay muuuuuchos agraviados por lo que se dice aquí sobre las «universidades» colombianas. Claro, el cuento es plenamente «circular»: siempre hay que volver a recordarles que no pretenden demostrar nada sino sólo intimidar porque son muchos y creen que los demás se callan por los aullidos. Dicen que les resulta muy divertido: ¿no es triste llegar a divertirse así, dejando en ridículo a la familia y a los profesores? Ellos se miran unos a otros y se dicen que no, que ya lograron acallar a quien no ama a Castro y pone en duda que la gente que sale de la Universidad (?) Nacional o de Los Andes tiene idea de nada. Como es lo que les pasaría a ellos, que cualquier idea propia los mataría del riesgo de disentir y no recibir las palmaditas de los otros pattones (¿páttones?).

Perdón, si hay disenso, pero expresado con fina ironía:

mundo chacal dijo: 18 de Agosto, 2006 - 11:16
Jaime Ruiz me cae bien y todos ustedes son mamertos.
mundo chacal dijo: 18 de Agosto, 2006 - 11:23ahh y se lucran de masacres y secuestros!!
Es lógico: ¿cómo va a pretender uno que lo que expone son argumentos. Ya está dicho que no son argumentos? Pero faltan más pruebas:

ESTO NO ES UN ARGUMENTO: “Amo los objetos y odio a los sujetos”.
Esa frase aludía al hecho de que se «argumentara» llamándome «sujeto». ¿Quién lo hacía? El juez de la sindéresis, naturalmente. ¿Es un argumento o no que se denuncie esa torpe, pattónica, pueril, rústica y lumpesca descalificación ad hominem? El gran pensador y futuro profesor coge la frase maliciosa y la pone aislada, con lo cual demuestra que no es un argumento. Genial.

Y para no hacer más extensa esta muestra de la cultura universitaria colombiana resumo el planteamiento: fulanito apuesta a que siempre podrá decir que no, puesto que quien lleve una «secuencia argumentativa» le replicará siempre: «Pues no, no es una secuencia argumentativa». Y lo tratará de sujeto, de ser Godofredo Cínico Caspa, le recordará la cantidad de personas que están dispuestas a repudiarlo...

Las retenciones de niños no son tan indecentes como esa forma de «argumentar». Mejor dicho, la clase de personas que las comete es tan incapaz de respetarse a sí misma como esta clase de productos de la universidad colombiana. (Ésta es una secuencia argumentativa correcta, a ver quién demuestra que no lo es.)

Pero no hay que ser injustos, también se presentó un valioso intento de refutación:

1) No es una cosa minúscula sino los valores colombianos, que consisten en la incapacidad de discutir. Eso dijo el sujeto en cuestión.

Varias personas me han dicho que no vale la pena perder el tiempo con esta clase de lumpen, de intimidadores adolescentes. A mí me parece interesante que alguien registre el sentido del discurso: este comentarista pretende descalificarme por cuanto lo que escribo es retórico, y con la delicadeza que su rigurosa formación y sus elevadas miras le proporcionan, empieza señalándome como «sujeto». ¿Qué es lo que se suele reprochar a los retóricos? Esa manipulación de las palabras de modo que se les añaden contenidos que no se pueden negar pero que en sí llevan la carga de afecto que interesa: José, «No al silencio» (Dios mío, y yo que pensaba que el oxímoron grotesco de «Juglar del Zipa» era la mayor ofensa a la decencia que tendría que oír), registra que yo soy un sujeto, cosa evidente, para agradar a sus lectores, que no saben por qué tienen que participar en los cinco minutos de odio y hacerse notar, para eso me señala con el lenguaje de un programa de radio de otra época que se llamaba La ley contra el hampa.

2) Como vimos arriba, el señor “Ruiz” (¿Bechara?) NO ARGUMENTA,

Es decir, la prueba de que no argumento son las declaraciones anteriores según las cuales no argumento. ¡A que es impresionante la lógica! El segundo argumento es superior: Bechara. Estos sabios sólo cuentan con la intimidación y con su gran número. ¿Qué argumento es añadir «Bechara». El que lea la sesión de repudio del blog del ¡Juglar del Zipa! encontrará una demostración de todos los registros de esa elevada condición intelectual.

... simplemente interpreta cosas y emite juicios sin sustento: Un ejemplo al azar: “Generalizando un poco se puede decir que la misión de la Universidad Nacional consiste en generar rentas para unos señores cuya tarea se puede definir como promoción de un orden en el que mandan ellos. Eso en un lenguaje menos generoso se puede llamar hacer carrera política. En la Universidad Nacional se va el dos por ciento del PIB en la carrera política de sus profesores.Sus resultados son: cientos de miles de entusiastas castristas que aborrecen a Bush y le encuentran justificación a Bin Laden, algunas decenas de informes en que se denuncia de forma ritual el modo de producción capitalista, el neoliberalismo, el imperialismo norteamericano y la explotación del hombre por el hombre, y un periódico que publica extractos de esos informes.”

Voy a citar la primera frase del Manifiesto comunista para ver que se podría decir lo mismo: «La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases». Bueno, valdría cualquier ensayo importante que se haya escrito. Claro, siempre se interpretan cosas y se emiten juicios. Lo de «sin sustento» es propio de sujetos, de Becharas, de los que ya se demostró que no argumentaban. «Los señores "Marx" y "Engels" no argumentan, simplemente interpretan cosas y emiten juicios sin sustento.»

¿Alguien sigue el hilo del texto como para sustentar esa ausencia de sustento?: no, porque el problema está en que por principio se está en contra, no interesa la verdad sino el provecho político que se obtiene de descalificar a quien critica las universidades públicas. Una discusión, un texto que no está basado en la verdad sino en la defensa de intereses de ese tipo. El lector de ese blog y de comentarios como éste no quiere evaluar si hay o no sustento, porque la conclusión de que yo pudiera tener razón le resulta inconveniente.

3) Analicemos la primera frase: Ruiz parece querer decir ahí que “la UN sirve, entre otras dos o tre cosas más, para formar comunistoides”. ¿No es eso un prejuicio?. Supongamos que alguien respondiera que “la UN no sólo sirve para eso”.

Volvamos al caso del Manifiesto comunista. Los señores Marx y Engels parecen querer decir que toda la vida se han estado peleando los de unas clases contra los de otras. ¿No es eso un prejuicio? ¿Qué le dirían a alguien que dijera que no, que la historia de la humanidad es muchas otras cosas? ¿Ah? Bueno, la desgracia de no poder contar con una buena educación básica se pone de manifiesto en la alegre suposición de que yo usaría palabras como comunistoides.

¿Qué ARGUMENTOS tendría que refutar el -no tan- imaginario adversario? Ninguno, pues explica Ruiz el porqué de su aseveración? NO. Estamos frente a otro ad-hóminem: el hecho de que en la UN se den la clase de sucesos que todos sabemos que se dan no implica que esa sea su misión.

¿Cómo que no explico el porqué de lo que digo? He publicado más de seiscientos posts, de los que al menos una cuarta parte trata de eso. ¿Cómo que no explico si él no ha venido a preguntarme? Esperen, esperen:

En otras palabras, los textos de este señor NO están hechos para ser discutidos; son circulares y se responden a sí mismos: son retóricos. Si uno dice cosas como cuando está borracho no las justifica; entonces, señor Ruiz, nadie pelea con borrachos. - Nadie discute con ellos.

A ver: ¿cómo que no están hechos para ser discutidos? Claro, no se discuten porque basta con estar de acuerdo con la gente de mejor estrato, es el programa de vida colombiano. ¿Dónde está la demostración de que mis textos son circulares? En ser «sujeto», «Ruiz Bechara», refutado por el «Juglar del Zipa», anametizado por ¡Patton! A ver, esto es fácil, tanto sabio que abunda perdonándonos la vida, a que habrá uno que encuentra alguna demostración de que lo que escribo es «circular» en el aporte de José ¡No al Silencio! De que el recio refutador no hace otra cosa que emitir juicios sin sustento.

El inefable concurso tuvo en todo caso otro participante:

Tiene que ser más preciso, Miguel. Una “secuencia argumentativa” correcta no tiene por qué llevar a conclusiones válidas. Ejemplo: 2=1 -> 2+1=1+1 -> 3=2

No podía faltar el omnipresente y protagónico ¡Elefante Azul!, a quien llamo, siguiendo el ejemplo de oxímoron que parte de Pirata Subterráneo y el modelo de Arlt, el Delator Magnánimo por proezas como ésta, de que hizo gala cuando la tontería de la blogoteca y el ranking de Blogalaxia:

Parece que la Blogoteca realizó un fraude basado en el applet que ofrecían para aumentar su ranking en blogalaxia. Debido a este, fueron expulsados hace poco del reconocido índice peruano. Lamentable manera de darse a conocer en el bloguisferio latino.

Bueno, Javier no exhibe el tipo de malignidad atrabiliaria que se puede detectar en País Bizarro, pero digamos que es como más propenso a la calumnia directa y rotunda:

Ruiz no pierde ocasion para sugerir y justificar asesinatos y desapariciones, especialmente cuando estas le convienen a su perspectiva del mundo. Qué triste y qué vergonzoso que una persona dedique sus días a pregonar cosas como estas. Me da hasta pena por él, pobre idiota.

Llevo como un año esperando la demostración de eso que se afirma ahí, y el único argumento es la lealtad de los demás muchachos. Porque a esa especie de malignidad ligada al protagonismo su suma una habilidad que puede detectar cualquiera en este comentario en una discusión en el blog de Blogalaxia:

Por Dios, Diego. ¿Quiere desarrollos de Blogueros latinoamericanos? Mire a su alrededor: Blogalaxia es hecho por un grupo de programadores peruanos. Mantener un sitio de estas dimensiones no es nada fácil. Todo lo que ellos han hecho es meritorio. Por eso es tan lamentable que alguien haya intentado abusar de sus servicios para ganar visibilidad.

Pero no hace falta encontrar rastros tan claros del personaje: bastaría esa frase de respuesta al concurso. ¿Habrá quien note que admite que hay secuencias argumentativas correctas cuando sólo le estaban pidiendo secuencias argumentativas de cualquier tipo? El comentario sólo sirve para poder soltar la sarta de descalificaciones habituales:

El viejito, debido a su enfermedad, tiene problemas particularmente graves con las premisas, pero su razonar a partir de ahí es medianamente juicioso, a menos que le hayan sacado la piedra o tenga uno de esos cálculos renales de salida -lo que pasa con frecuencia-. Usted no se imagina cómo duele esa vaina. Una de esas premisas erroneas típicas del profesor Ruiz es la generallización de una condición criminal o política a un grupo social en realidad bastante amplio y diverso. Otra es la absolutista “Colombia es un muladar”. Partiendo de ahí, es fácil concluir, por ejemplo, que todos los colombianos son unos hijos de puta, o que tienen el alma podrida. Es una secuencia argumentativa correcta, pero de ninguna manera válida.

Hay que seguir el hilo del razonamiento porque aquí la falacia no es tan estúpida como en el caso de José No al Silencio o en el del ¡Juglar del Zipa! ¿Cuáles son las conclusiones válidas? El problema aquí es otro. Javier estudia matemáticas y tiene algún sentido de lógica, pero eso no basta para tener disposición a plantear las cuestiones en el campo de la verdad. Baste con palabras como cuchito, enfermedad, cálculos renales, etc.

A la gente le proponen una serie de evaluaciones de su inteligencia o de su sensibilidad, o de la de alguien de su familia. El resultado inaceptable es «eres [tu señora madre es] una persona ordinaria y mediocre». ¿Cuántos piensan que son personas ordinarias y mediocres? Para esas personas hay una respuesta que no puede ser válida, con lo que la indagación no puede estar abierta a la verdad. ¿Qué dirían de esa indagación? Que se pretendía demostrar que eran personas ordinarias y mediocres. ¿Para qué se indagó? Para humillarlos.

En esa misma falacia incurre Javier. Yo no digo «Colombia es un muladar, y como Colombia es un muladar tú eres una criatura despreciable». Ahí esa expresión sería una premisa. Resulta que es una conclusión. Lo mismo pasa con la interpretación del origen y el sentido de la guerrilla y su relación con el unánime y bien mentiroso socialismo de las clases altas sedimentadas. ¡Como es una conclusión inaceptable subjetivamente para Javier, la convierte en una premisa!

Bueno, esas expresiones también se vuelven premisas, como ocurre con cualquiera que tiene un campamento en el Himalaya. Para la mayoría de nosotros ésa sería una cima inalcanzable, para el escalador es una base. Lo que es muy mentiroso es decir que yo declaro eso como un deux ex machina para después decir cualquier cosa. Es un juicio que no sorprendería a la gente del primer mundo, pero en Colombia hay quienes habitan su paraíso swedenborgiano y no pueden aceptar esas conclusiones.

Pero la demostración definitiva del sentido de la argumentación de Javier viene en un comentario posterior:

Pero tiene razón, es dificil incluso encontrar una “secuencia argumentativa” correcta. Caramba, y yo que creí que podría ganarme facilito un almuercito. ¿Dónde es el almuercito? ¿No me gano una ensalada de frutas, al menos, con mi anotación?

Es decir, Javier también acude a depositar su «odióbolo» (todo se va impregnando de neolengua), pero como él es tan «especial» lo adorna un poco. ¿Alguien ha entendido que se demuestre que no hay ninguna secuencia argumentativa correcta en País Bizarro? No, lo que había que demostrar era que había alguna secuencia argumentativa, y la conclusión brillantísima de Javier es que es muy difícil encontrarla.

Es una clase de juego que desprestigiaría para siempre a un estudiante de secundaria en un país civilizado. En Colombia los becados profesionales y los nuevos profesores universitarios se dedican tranquilamente a ello y carecen de pudor para darse cuenta de lo que hacen.

Varias personas han intentado disuadirme de seguir con esta discusión: y ciertamente es algo tedioso. Pero mientras no se plantee la necesidad de reemplazar a las elites culturales por personas con alguna decencia y con alguna capacidad de argumentar no será raro que siga la hegemonía castrista de siempre. Es que la intimidación perpetua contra este blog corresponde al mismo motivo de la industria del secuestro: la defensa de un privilegio. Por eso en cientos de discusiones con Javier cada vez que le preguntaba por qué los estudiantes de las universidades públicas no debían pagar el coste de sus estudios aparecían las AUC.

(Por favor, ya sabemos que en las universidades sólo se adoctrina asesinos, por eso no tardará en aparecer el avispado que descubre que yo estoy condenando a los pobres a no ir a la universidad, cuando de lo que se trata es precisamente de cobrar a los ricos para tener recursos para mejorar la enseñanza primaria y secundaria y ampliar los cupos universitarios. El estudiante que no pueda pagar su educación puede recibir créditos blandos del Estado, lo que ocurre ahora es que los estudiantes que han ido a colegios privados tienen casi asegurado su ingreso gracias a Fecode, y después su formación que le costará poquísimo legitimará sus altísimas rentas improductivas.)

En fin: a ver si alguien encuentra en País Bizarro falacias, mentiras, declaraciones definitivas (intimidatorias), descalificaciones ad hominem como la grotesca serie que he reseñado. Seguro que se gana la admiración del coro de muertos de hambre que no tienen otro mérito que formar parte de las brigadas de repudio de algún matón de los que despoja a los colombianos desde su cátedra universitaria. O no, frases o párrafos que sean, «grandes palabras que van y vienen, cargadas de dramáticas imágenes pero que casi nunca dicen nada; o, más bien, siempre lo mismo pero de otra manera» .

Dios mío: Juan nunca va a trabajar, mejor dicho va todos los días pero por diferentes caminos. ¿No tiene uno que llegar a la conclusión obvia de que Colombia es un muladar cuando personas de esta calidad se permiten dar lecciones de «secuencias argumentativas»?

Ahí está la invitación.